NOVENA ANUAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN Y MADRE DE DIOS, NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN

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DIA PRIMERO

Por la señal de la Santa Cruz…

ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA

Soberana Reina de los Ángeles, Purísima y siempre Virgen María, Madre de Dios, Templo y Sagrario de la Trinidad Santísima, Gloria de los justos, amparo y consuelo de los afligidos, refugio de los pecadores, Madre Santísima del Carmen, Abogada y protectora especial de los que visten vuestro Santo Escapulario: por la purísima limpieza de vuestro cuerpo, gracia y dones que adornan vuestra Alma, por la vida que hicisteis para espejo de los justos y grandiosa dignidad de Madre de Dios, por la gloria que gozas sobre todos los Ángeles y bienaventurados, os suplico (pues lo tenéis ofrecido a los que visten vuestro santo Escapulario), me ayudéis con vuestra intercesión, para que pueda resistir los asaltos del Demonio; para que libre de sus asechanzas, pueda anhelar los bienes celestiales y eternos. Haced, Madre mía santísima del Carmen, que en esta vida logre santidad en el alma, y pureza en el cuerpo, para que con cristiana simplicidad sirva y ame a vuestro Hijo Jesús y observe con pureza sus Divinos preceptos. Alcanzadme la luz y gracia para navegar seguro en este tormentoso mar del mundo; y pues sois la estrella resplandeciente del mar, sed mi norte, para que sin tropezar en los escollos de la culpa, llegue con prosperidad a las felicidades del puerto. Vuestro nombre dulcísimo del Carmen invoco, para obligar vuestra clemencia; de vuestro celestial patrocinio me valgo, ofreciéndoos esta Novena de alabanzas en veneración de vuestras gracias, con que asegure el logro de vuestras intercesiones, para el remedio de todas mis necesidades, así del alma, como del cuerpo.

 SEGUNDA ORACIÓN

Poderosa y piadosísima Virgen María y Madre de Dios del Carmen, una y mil veces os alaba mi alma y venera con rendimiento humilde mi corazón por los singulares favores que, aún antes de nacer al mundo, hicisteis a vuestro Santo Monte Carmelo, fecundando su cumbre entre los disfraces de una nube purísima que denotaba vuestra Pureza Virginal y Concepción sin mancha, con tanta lluvia del Cielo que transformasteis el Carmelo en Paraíso, haciendo sido este singular beneficio aliciente para que el Santo profeta Elías instituyese esta Santa Religión y dedicase a vuestros cultos y veneración; porque sus sucesores en tan santo instituto os han venerado y adorado por Madre y Protectora suya, y Vos, como Madre de amor y caridad, le habéis dado el título y nombre de Religión vuestra, y a los que visten Vuestro Santo Escapulario de Cofrades y domésticos de vuestra familia. Por tanto, Madre Santísima, humildemente os pido y suplico me alcancéis de vuestro Santísimo Hijo gracia para que así ajuste y disponga mi vida, que en todo sea agradable a vuestros santísimos ojos; que así os sirva y os ame; que no ocupe otra cosa que Dios mi alma; que así os alabe; que no cese de decir Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Tú eres la gloria de Jerusalén. Tú la alegría de Israel. Tú la honorificencia de nuestro Pueblo Cristiano.

3 Padre Nuestro, Ave María, Gloria Patri.

 

ORACIÓN TERCERA Y OFRECIMIENTO

Para los ocho días primeros de la Novena

¡Oh Madre Santísima del Carmen, escogida desde la eternidad para Señora de Cielo y Tierra! ¡Oh Lucero de la mañana, adornada de luces de gloria y ennoblecida con perfecciones divinas! Oh Madre Santísima, humildemente os suplico por la inefabilidad de vuestro Nombre y grandeza de vuestro poder, me alcancéis de vuestro Santísimo Hijo gracia para vencer mis pasiones, luz para saber despreciar las cosas temporales y terrenas y buscar las eternas y celestiales. Haced, Señora y Abogada nuestra, que por el mar abundantísimo de las virtudes, navegue con prosperidad hasta llegar al puerto felicísimo de la eternidad. Volved, Señora y Madre a nosotros, esos ojos de misericordia, para que asistidos de vuestras piedades logremos el remedio de nuestras necesidades y medios para mejor serviros, observar los Divinos preceptos, gracia para no ofender a Dios y gozarle eternamente en vuestra compañía con los Ángeles y Santos en la Gloria, Amén. 

LETANÍA Y ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA

 Kyrie, eleison. Kyrie, eleison

Christe, eleison. Christe, eleison.

Kyrie, eleison. Kyrie, eleison.

Christe, audi nos. Christe, audi nos.

Christe, exaudi nos. Christe, exaudi nos.

Pater de caelis, Deus. Miserere nobis.

Fili, Redemptor mundi, Deus. Miserere nobis.

Spiritus Sancte, Deus. Miserere nobis.

Sancta Trinitas unus Deus. Miserere nobis.

Sancta María, Ora pro nobis.

Sancta Dei Genitrix,

Sancta Virgo virginum,

Mater Christi,

Mater divinae gratiae,

Mater purissima,

Mater castissima,

Mater inviolata,

Mater intemerata,

Mater inmaculata,

Mater amabilis,

Mater admirabilis,

Mater boni consílii

Mater Creatoris,

Mater Salvatoris,

Virgo prudentissima,

Virgo veneranda,

Virgo praedicanda,

Virgo potens,

Virgo clemens,

Virgo fidelis,

Speculum justitiae,

Sedes sapientiae,

Causa nostrae letitiae,

Vas spirituale,

Vas honorabile,

Vas insigne devotionis,

Rosa mystica,

Turris Davidica,

Turris eburnea,

Domus aurea,

Foederis arca,

Janua coeli,

Stella matutina,

Salus infirmorum,

Refugium peccatorum,

Consolatrix afflictorum,

Auxilium christianorum,

Regina Angelorum,

Regina Patriarcharum,

Regina Prophetarum,

Regina Apostolorum,

Regina Martyrum,

Regina Confessorum,

Regina Virginum,

Regina Sanctorum omnium,

Mater & Decor CARMELI,

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, parce nobis, Domine.

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, exaudi nos, Domine.

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, miserere nobis.

Sub tuum praesidium confugimus, sancta Dei Genitrix, nostras deprecationes ne despicias in necessitatibus, sed a periculis cunctis libera nos semper, Virgo gloriosa et benedicta.

Ora pro nobis, sancta Dei Genitrix.

Ut digni efficiamur promisoinibus Christi.

Oremus

Deus, qui Beatissimae semper Virginis  & Genitricis , tuae Mariae singulari titulo CARMELI Ordinem decorasti concede propitius, ut cuyus cormmemorationem celebramus, ejus muniti prsesidiis ad gaudia sempiterna pervenire mereamur. Qui vivis, & regnas in saecula saeculorum. Amen. 

DIA SEGUNDO

Oración: Soberana Reina… como el día primero

 SEGUNDA ORACIÓN

Soberana Señora y Madre de Dios del Carmen, consuelo de afligidos y refugio de pecadores, flor purísima del Carmelo, a quien vuestro maternal amor viviendo en esta vida mortal santificó pisando sus cumbres, haciendo que con el fecundo riego de vuestra celestial Doctrina, como Maestra que fuisteis de tantos venerables varones y herederos del ardiente espíritu de Elías, que aquel Monte siempre venerable por los que le habitaron, diese al Cielo más Santos que a la tierra flores, más astros que el Cielo tiene luceros. Por este maternal amor con que favorecisteis  y favorecéis a los hijos y descendientes de vuestro amado Carmelo, os suplico humildemente aceptéis este humilde tributo que os ofrece este indigno Esclavo vuestro y hermano de vuestra cofraternidad, para que mediante estas humildes oraciones y súplicas nacidas de mi corazón, me atondáis como Madre Piadosa y enseñéis como Maestra, para que acierte el camino recto del Cielo, para que eternamente con los Ángeles y Santos os alabe y celebre vuestras misericordias, y por los espacios de esta vida, en compañía de vuestros devotos diga sin cesar en alabanza y gloria vuestra: Alaben vuestras gracias los Ángeles, celebren vuestras piedades los hombres, veneren vuestro Nombre Santísimo todas las criaturas del Cielo y de la Tierra y sea alabado y santificado por toda la redondez del Orbe. Amén.

Padre Nuestro etc. Letanía etc. Como el día primero.

 DIA TERCERO 

Oración: Soberana Reina… como el día primero

SEGUNDA ORACIÓN

Oh amabilísima Señora, Virgen y Madre Santísima del Carmen, , una y mil veces os alaba mi corazón, y ofrece inciensos de veneración mi alma por aquel grande afecto, amor y cariño que manifestó vuestra insigne piedad, para con los Hijos y Hermanos del Carmelo; pues no satisfecha vuestro amor santo y caridad ardiente, con haberlos como Madre amorosa, tratado y conversado, favoreciéndoles con vuestra dulce presencia viviendo; dispuso vuestro amor a la hora que fue de tanto jubilo y alegría para el Cielo, asistiesen como hijos en compañía de los Santos Apóstoles, a ver y gozar de los consuelos que gozo vuestra alma purísima al pasar de esta vida a las felicidades eternas de la Gloria. Por este amor y beneficio os suplico Madre amorosa, y Madre de misericordias, que a la hora de mi muerte, en compañía de vuestro amado Jesús, Salvador nuestro, y nuestra santificación, me asistáis con lo poderoso de vuestras intercesiones y gracias, para que fortalecido con tan Divinas asistencias, pueda resistir los combates del común enemigo, y pasar de esta vida de miserias en paz. Esto os suplica mi rendimiento; y en señal de perpetua gratitud diré por todos los espacios de mi vida: Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre Jesús. Grande es el Señor, y sumamente laudables, y tú eres grande y muy laudable, y glorioso, y sobre exaltada , y  para siempre digna y dignísima de ser de todos los fieles alabada y venerada.

Padre Nuestro etc. Letanía etc. Como el día primero.

DIA CUARTO.

Oración: Soberana Reina, como el día primero.

SEGUNDA ORACIÓN.

O Virgen Purísima y Santísima Madre de Dios, vid fecunda, y flor hermosa del Carmelo, esplendor de la Gloria, y Madre siempre Virgen, epítetos todos que tributan en agradecimiento de vuestras finezas la Iglesia Católica y Religión Carmelita; Vos,  Madre Santísima, no satisfecha del grande amor que le manifestasteis viva, en soñándoles en la fe y Religión Cristiana, tratándoles y comunicándoles con familiaridad maternal, mejorándoles en Vuestro transito glorioso, como a hijos primogénitos en el noble solar, adonde se obro el mayor pensamiento de Dios, como si estos favores no fueran sobre excedentes a nuestros merecimientos, desde el Cielo, o Madre gloriosísima, hicisteis, obrando insignes milagros, que fuesen y sean conocidos y tenidos por vuestros dichosísimos hermanos, que la religión se llame por excelencia vuestra, y como propia la habéis en todo patrocinado y defendido. Por este favor, gracias, y privilegio concedido a cuantos vestimos vuestro Santo Escapulario, y estamos alistados en vuestra Santa Confraternidad, os suplico Madre Santísima humildemente, me alcancéis de vuestro Hijo Santísimo me conceda gracia para que por los espacios de mi vida, en muerte, sea tenido y contado en el número de vuestros Hijos y Hermanos; y entre ellos, y en su compañía, así en esta vida como en la gloria, diga mi corazón en alabanza y gloria vuestra; Llénense mis labios de alabanza de María, para que siempre cante sus glorias; sea, Señor vuestro nombre bendito, ahora y para siempre; y conmigo todos engrandezcan y alaben a María Virgen, y engrandezcan su bendito nombre para siempre.

Padre Nuestro etc. Letanía etc. Como el día primero.

DIA QUINTO.

Oración: Soberana Reina… como el día primero

SEGUNDA ORACIÓN.

O piadosísima y siempre Virgen María, Madre Santísima de Dios, Espejo purísimo de pureza, trono y templo de la eterna sabiduría, rosa de Jericó, y torre fuerte de David, puerta del Cielo, y lucero de la mañana, Madre , Abogada Y Protectora del Carmelo, mujer fuerte y celebrada del Divino Espíritu por la pluma de Salomón; Madre amabilísima del Carmen, a quien vuestros hijos y Cofrades debemos que allá en los telares de la gloria labrasteis la tela del Santo Escapulario, bordado de gracias y privilegios. Vestido doble que nos defiende, ya del calor de nuestras pasiones, ya del frio de nuestras tibiezas. Vestidos con que en esta vida nos defendemos del Demonio, y en la otra apaga los ardores del fuego del Purgatorio, Vestido de día de fiesta, con que los que devotamente lo visten salen de gala. Vestido celestial y todo milagroso. Por este singular beneficio, favor y gracia con que ennoblecisteis a vuestros Hijos y Cofrades, os suplico Madre piadosa del Carmen, me alcancéis de vuestro Hijo santísimo la estola de la inocencia, y milagro de la gracia, para que  en esta vida vista vuestro Santo Escapulario, con pureza de conciencia, desnudez y desprecio de las galas del mundo y sus vanidades. ¡O Madre de misericordia! No permitáis que los que visten este sagrado y celestial vestido, manchen sus almas con el feo borrón de la culpa, alcanzándonos Señora, luz para haber el debido aprecio que se merece un favor tan del Cielo, y un amor ferveroso, para con verdad amaros y serviros; pureza en los labios para celebrar vuestras amorosas finezas, y glorias de vuestro dulcísimo Nombre, diciendo: Bendita tu eres, Hija del Señor Omnipotente, entre todas las mujeres de la tierra, porque hoy ha engrandecido, exaltado, y magnificado tu nombre, que en ningún tiempo se apartara de la boca de los hombres tu alabanza, porque siempre y por siempre con la  virtud del Señor, se acordara de tu glorioso nombre.

Padre Nuestro etc. Letanía etc. Como el día primero.

DIA SEXTO.

Oración: Soberana Reina… como el día primero

SEGUNDA ORACIÓN.

O Madre Santísima, y Madre de Dios, gozo de los justos, y alegría de los  ángeles, hermosura y Madre del Carmelo,  y especialísima protectora de los que visten vuestro sagrado Escapulario, a quienes vuestro maternal amor ofreció el patrocinarlos y favorecerlos con vuestras poderosas intercesiones, no solo en esta vida llena de misericordia y valle de lágrimas, si también de asistirles con especiales auxilios de gracia, al salir de esta vida temporal para la eterna, para que libres de la culpa, llegue a las amenidades del Carmelo de la gloria, a gozar en compañía de los ángeles y bienaventurados. La dulce y amable presencia de Jesús. Por este favor y gracia os suplico Señora Santísima y Madre mía, me ayudéis para que en esta vida camine en vuestro agrado, y de Jesús mi Redentor, con las bendiciones de la gracia, perfeccionando mi alma para todas las virtudes con que os agrade; y en la hora de mi muerte me alcancéis gracia para un verdadero dolor, penitencia de mis culpas, vencimiento de mis enemigos, para que acabando en gracia, os alabe y sirva en el Carmelo de la gloria; y aquí no cesen mis labios de bendeciros, diciendo: Bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el futuro de tu vientre Jesús. O Madre Santísima, ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte.

Padre Nuestro etc. Letanía etc. Como el día primero.

DIA SÉPTIMO.

Oración: Soberana Reina… como el día primero

SEGUNDA ORACIÓN.

¡O Virgen Purísima y Señora nuestra! O Reyna de los Ángeles y hombres, Emperatriz Santísima de Cielo y tierra, una y mil veces os alabo, y reverente celebro vuestra benignidad y clemencia; pues entre tantos favores y gracias que aun antes de nacer logro vuestro Carmelo el veneraros y bendeciros, como figura en aquella nubecita misteriosa, que vio el Santo Profeta Elías; después de vuestra Concepción Purísima, y nacer al mundo siendo nave misteriosa, que  conduxo del Cielo el remedio nuestro, quisisteis Santísima Madre, vivir en compañía de vuestros Carmelitas, teniendo Vuestra habitación y morada a las faldas de vuestro amado Carmelo. Por esta maternal benignidad humildemente os suplico Madre amabilísima del Carmen, me alcancéis de vuestro Hijo Santísimo gracia para que allí haga asiento, y ponga mi habitación y morada adonde reverente os sirva y ame; allí viva, adonde a mi Dios y Señor agrade; allí  tenga mi asiento, adonde de asiento logre vuestra intercesiones; allí tenga mi habitación, adonde vuestra vida sea mi escuela y regla, para saber con perfección; allí more adonde siempre os alabe, y repita en vuestras glorias sin cesar: Bendita eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre Jesús. Bendita eres tu Señora nuestra, honor y hermosura del Carmelo pues visitasteis vuestro Pueblo, y erigisteis permanente en el Carmelo la salud.

Padre Nuestro etc. Letanía etc. Como el día primero.

DIA OCTAVO.

Oración: Soberana Reina… como el día primero

SEGUNDA ORACIÓN.

O liberalísima Reyna y Señora, Princesa de las gracias, y amabilísima Madre del Carmelo, ¡quien supiera Señora y Madre Purísima, daros gracias por tan singulares favores como habéis hecho y estáis haciendo a los que están alistados en vuestra Confraternidad Santa, y visten vuestro habito, que bajo vuestro maternal amor de los palacios hermosos del Cielo! ¡Que milagros no habéis obrado para librarlos de los peligros y riesgos de alma y cuerpo en que miserablemente hubieran perecido a no estar de por medio vuestra intercesión poderosa! En esta vida oh Madre Santísima, en vuestro Santo Escapulario nos dais medicinas para las enfermedades del cuerpo, siendo segura señal de salud a los enfermos, de libertad a los cautivos, de fecundidad a las estériles, de felicidad a las que peligran en el parto, de penitencia a los pecadores, de firmeza a los fieles, de consuelo a los afligidos, de perseverancia a los justos, de refugio a desesperados, de socorro a los menesterosos, de luz a ciegos, de vida a muertos, de aliento a moribundos, siéndonos  o Madre Santísima, indulgencia en vida, remisión en la muerte; rescate el purgatorio, para introducirnos en el Carmelo de la Gloria a gozar de aquel abismo de felicidades. Por tan singulares gracias y beneficencias, hijas de vuestro amor y dilección santa; haced, Señora, que ya que visto vuestro Santo Escapulario os agrade, os alabe, y bendiga. Alcanzadme, Señora, gracia para que santamente le vista y guarde como tesoro del Cielo, para que así logre Vuestro patrocinio en la tierra, y en el Cielo vuestras gracias; aquí no cese de rendiros perpetuas alabanzas con el Salmista, diciendo: Todos los días os bendeciré, y para siempre y sin cesar alabare vuestro Santísimo Nombre.

Padre Nuestro etc. Letanía etc. Como el día primero.

 DIA ULTIMO DE LA NOVENA.

Oración: Soberana Reina… como el día primero

SEGUNDA ORACIÓN.

O Dulcísima Señora y Madre de Dios del Carmen, ¡quien en este día tuviera los labios de los Querubines, y el ardor amoroso de los Serafines para poder devotamente alabaros, y discretamente repetiros reverentes gracias por tan singulares beneficios como habéis hecho en este día a toda la Iglesia militante por medio de vuestro amado y devotísimo Capellán San Simón Stock, Santísimo General de vuestra amada Religión Carmelita! Si miro al Cielo, veo no caber en sus inmensidades de gozo, por veros amantísima Madre, que desde sus felicísimas estancias baxais a renovar las hermosuras del Carmelo, haciendo del Carmelo Cielo, y de sus flores astros. Si miro la tierra la veo llena de júbilos, gozos, y alegrías, al mirarse de vuestra amorosa piedad tan favorecida. Si miro al Infierno, caos obscuro, y habitación infeliz de infernales furias, le veo confuso al mirar, baxasteis del Cielo el más fuerte escudo para defenderse de sus baterías, siendo vuestro Santo Escapulario el alma más eficaz, para reprimir los orgullos. Si miro al  Purgatorio, cárcel de lamas dichosas, que esperan gozar de la amable presencia de Dios, le contemplo suspirar en amorosas ansias para el Sábado, día tan vuestro y Del Carmen, que es vuestra especial gracia y privilegio; Gratia Sabatina. Si contemplo el Paraíso, le miro de alegría lleno, en que el celebrado Elías os rinde de nuevo gracias, por ver enriquecéis su Carmelo con nuevos privilegios e indultos, haciendo sean hijos vuestros por especial adopción los que por sucesión y herencia eran hijos suyos. ¡O día alegrísimo! ¡O tiempo dichoso! ¡O fiesta Santa, a mi Señora y Madre del Carmen consagrada! Este es el día Madre Santísima en que vuestra magnificencia y generosa liberalidad ennoblece al Carmelo con la prenda del Santo Escapulario, en señal de vuestro maternal amor, Señal de salud para el alma y para el cuerpo; prenda de seguridad, y defensa en los peligros; carácter y nota de  predestinación; muralla fuerte contra el Infierno, consuelo y alivio en el Purgatorio, joya preciosísima con que se ennoblecen en el Cielo los que le vistieron en esta vida, nota y señal que los declara Hijos y especiales domésticos vuestros en la Gloria. Este es el día Madre Santísima, en que coronasteis con vuestra gracias al Carmelo, y elevasteis a sus profesores a la dignidad de especiales Hijos vuestros. En este día, amantísima Seora y Madre mía, convida mi devoción a la tierra, al Cielo, a los hombres, a los Ángeles, Santos, y Bienaventurados, para que todos unidos con lazos de amor y caridad, os repitan obsequiosas  gracias portan singulares beneficios, y todos conmigo repitan en gloria y alabanza vuestra; Tu eres la gloria de Jerusalén, tú la alegría de Israel, tú el honor y honra de nuestro Pueblo, tú el Líbano de más puros candores, tú la hermosura y gloria del Carmen, y Reyna para siempre coronada en la Gloria.

 ORACIÓN Y OFRECIMIENTO.

O Santísima Reyna y Madre amabilísima del Carmen, ya Señora y Madre mía, ha llegado el día ultimo de este Novenario, que como tributo de mi agradecimiento a tantos favores y beneficios de vuestra liberal y piadosa mano recibidos, os ofrece y consagra mi corazón; pero no permitáis Señora piadosísima, que en mi haya intermisión en alabaros; pues no dejéis Vos a todas horas de favorecerme. Ya conozco Madre Santísima, cuán inconstante soy en mis propósitos, al fin cometa de tan poca luz, que apenas de percibe su resplandor. Vos, Señora sois sol que alumbra sin cesar; pues no me faltéis con vuestras luces, para que el calor de vuestro amor me encienda, alumbre, y sea luz, para no dejar de amaros y serviros. Breves son, Señora nuestros días para ofreceros en inciensos obsequiosos nuestros corazones, siendo Vos tan constante y permanente en favorecernos. Confieso, Señora, vuestro patrocinio; pues lo experimentamos a todas horas cuantos vestimos vuestro Escapulario. Confieso tantos prodigios y milagros obrados en prueba de vuestra protección. Confieso, que las Santas Indulgencias que a vivos nos purifican, a moribundos nos confortan, y a muertos nos consuelan, con regalo de vuestra generosidad, obtenido en el Cielo de vuestro Santísimo Hijo, publicado en la tierra por sus Vicarios. Y confieso finalmente, que cuantos bienes espirituales logramos en esta vida, nos vienen por vuestras celestiales manos, como tesorera que sois del erario de las Divinas Misericordias.

Por tantas gracias, beneficios, y favores hechos con los que visten vuestro Santo Escapulario, y logran la dicha de ser de vuestra Familia, os ofrezco, Madre Santísima del Carmen este Novenario y devociones, en holocausto de perpetua gratitud, y en eterno agradecimiento por todos ellos. Os ofrezco vuestros méritos, gracias y excelencias, con toda gracias y gloria que su Divina Majestad tuvo a bien comunicaros. Suplicoos, Madre Santísima, os dignéis de continuarme vuestra gracia y maternal protección, para que enmiende mi vida, y mejore en mis costumbres. Baje, Señora, del trono de vuestras piedades sobre todos los que visten vuestro Santo Escapulario, y sobre toda la Iglesia Militante vuestra Santísima bendición. Baje, Señora a nosotros el santo temor de Dios, y amor vuestro, para inflamar nuestros corazones, y llenarles de vuestra gracia. Nada Señora y Madre Santísima por nosotros podemos; pues todo lo bueno y toda dadiva perfecta de esa Celestial Patria viene, enviándolo todo el Padre de las luces, y todo para por vuestras manos, extendidas, Madre de misericordias, sobre todo nosotros, y experimentemos el remedio de nuestras necesidades, así del alma como del cuerpo como efecto de vuestra protección, y maternal amor, que ofrezco, y frecemos todos de no cesar en vuestras alabanzas, alabando siempre vuestro Santísimo Nombre. Amen.

 Padre Nuestro etc. Letanía etc. Como el día primero.

 GOZOS DE NUESTRA AMANTÍSIMA MADRE MARÍA SANTÍSIMA DEL CARMEN

 

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 Pues sois de nuestro consuelo

El medio más poderoso;

Sed nuestro amparo amoroso,

Madre de Dios del Carmelo. 

1

Desde que en la Nubecilla,

Que sin mancha os figuró,

De Virgen Madre adoró,

Elías la maravilla;

Y a vuestro culto Capilla

Erigió en primer modelo.

Sed nuestro amparo amoroso,

Madre de Dios del Carmelo. 

2

Tan primeros para Vos

Los Hijos de Elías fueron,

Que por timbre merecieron

Ser de la Madre de Dios:

Es título que por Vos

Logró su heredado anhelo. 

Sed nuestro amparo amoroso,

Madre de Dios del Carmelo. 

Por eso Vos honras tantas,

Señora, al Carmelo hicisteis,

Pues viviendo le asististeis,

Mil veces con vuestras plantas:

Con vuestras pláticas santas

Doblasteis su antiguo zelo.

Sed nuestro amparo amoroso,

Madre de Dios del Carmelo. 

4

Del Carmelo descendieron

De Elías los sucesores,

Y en la Iglesia coadjutores

De los Apóstoles fueron:

Del Evangelio esparcieron

La Verdad por todo el suelo.

Sed nuestro amparo amoroso,

Madre de Dios del Carmelo. 

5

 A San Simón General

El Escapulario disteis,

Insignia que nos pusisteis

De hijos para señal,

Contra el incendio infernal

Es defensivo y consuelo.

Sed nuestro amparo amoroso,

Madre de Dios del Carmelo. 

6

Quien bien viviere y muriere

Con tal señal, es notorio,

Que por Vos del Purgatorio

Saldrá presto si allí fuere.

Por tu Patrocinio espere

Tomar de la gloria el vuelo.

Sed nuestro amparo amoroso,

Madre de Dios del Carmelo. 

Vuestro Escapulario Santo

Escudo es, tan verdadero,

Que no hay plomo ni hay acero

De quien reciba quebranto:

Puede, aunque es de lana, tanto,

Que es contra el fuego y el hielo:

Sed nuestro amparo amoroso,

Madre de Dios del Carmelo. 

De vuestro Carmelo flores,

Son la variedad de Santos,

Profetas, mártires tantos,

Pontífices y Doctores,

Vírgenes y Confesores,

Que hacen vuestro Monte Cielo.

9

Dando culto a vuestro honor,

Durará siempre el Carmelo;

Porque así lo alcanzó el celo

De Elías su fundador

Cuando Cristo en el Tabor

Mostró su gloria sin velo:

Sed nuestro amparo amoroso,

Madre de Dios del Carmelo.

 

Pues sois de nuestro consuelo

El medio más poderoso;

Sed nuestro amparo amoroso,

Madre de Dios del Carmelo.

 

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