ORACIONES A MARIA

ORACIÓN

A NUESTRA SEÑORA DE LAS ANGUSTIAS

¡Oh María, sin pecado concebida! Por los dolores que tu santísimo Hijo sufrió en la Cruz por redimir nuestras culpas, vuelve a mí tus piadosos ojos y escucha mis súplicas. Confío en tu infinita bondad, Madre Santísima; me atrevo a dirigirte mis plegarias; no las desoigas, y consuela mis aflicciones en este valle de lágrimas y amarguras; te ofrezco un propósito firme de enmienda, Madre Y señora mía, porque a Ti debo mucho, y soy tan pecador que nada merezco. Estoy confiado en tu inefable bondad: y ¿cómo no reconocer tu grande misericordia y dedicarte los días que me restan de vida para amarte? Sí, Madre santísima, no me abandones; dirige mis pasos; dame tu amparo y protección; líbrame de mis enemigos visibles e invisibles, de la maledicencia y la calumnia, e ilumina mi entendimiento para alabarte y bendecirte, por tantos beneficios como te debo. Amén.

La Novena de los 7 Dolores de María Irresistible nos fue dada por el P. Ripperger, exorcista, para ayudar a los laicos a superar el pecado habitual y ser liberados del mal. Esta devoción incluye la Letanía a Nuestra Señora de los Dolores cada uno de los 9 días de la Novena de los 7 Dolores.

Para rezar la "Novena Irresistible del P. Ripperger, como parte de la devoción a los 7 Dolores de María, haga lo siguiente:

Cada día, junto con su oración personal escrita formalmente (ver abajo un ejemplo), rece las Letanías de Nuestra Señora de los Siete Dolores. En lugar de responder "ruega por nosotros" en la Letanía, diga "revela mi mayor defecto". Si al segundo día se te revela tu defecto, puedes sustituirlo por 'revela el misterio oculto'.

DIA 1 a 9

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Oh Madre dolorosa, me dirijo a ti con total confianza. Sufriste los dolores más agudos en vida, viendo a tu Hijo morir en la Cruz, y sin embargo permaneciste junto a Él hasta el final. Mírame a mí, pobre pecador, y obtén de tu Hijo todas las gracias que necesito para soportar los sufrimientos que Dios permite que afronte. 

Oración diaria

En la Cruz moría su Hijo. María estaba debajo de Él llorando, compartiendo su Cruz salvadora. Mientras Él pende de la Cruz, su alma se aflige, y una espada su corazón hiende mientras Ella llora la amarga pérdida. Oh Madre de los Dolores, por tu Primer Dolor, la Profecía de San Simeón, intercede por mí ante el Sagrado Corazón de Jesús, y concédeme el favor que imploro.

 (Reza aquí las intenciones formales escritas de tu novena irresistible)

 Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

 Luego reza la letanía.

 Letanías de Nuestra Señora de los Dolores (Irresistible) 

℣. Señor, ten piedad de nosotros.

℟. Cristo, ten piedad de nosotros.

℣. Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, escúchanos.

℟. Cristo, ten piedad de nosotros.

℣. Dios, Padre del cielo,

℟. Ten piedad de nosotros.

℣. Dios Hijo, Redentor del mundo,

℟. Ten piedad de nosotros.

℣. Dios Espíritu Santo,

℟. Ten piedad de nosotros.

℣. Santa María, Madre de Dios,

℟. Revélame mi mayor defecto.

℣. Santa Virgen de las vírgenes,

℟. Revélame mi mayor defecto.

℣. Madre del Crucificado,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Madre dolorosa,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Madre Afligida,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Madre Suspirante,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Madre afligida,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Madre Abandonada,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Madre Desolada,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Madre tristísima,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Madre engarzada de angustia,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Madre abrumada por la pena,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Madre traspasada por una espada,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Madre crucificada en tu corazón,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Madre despojada de tu Hijo,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Paloma suspirante,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Madre de los Dolores,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Fuente de lágrimas,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Mar de amargura,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Campo de la tribulación,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Amalgama de sufrimiento, 

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Espejo de paciencia,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Roca de constancia,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Remedio en la perplejidad,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Alegría de los afligidos,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Arca de los desolados,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Refugio de los abandonados,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Escudo de los oprimidos,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Conquistadora de los incrédulos,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Solaz de los desdichados,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Medicina de los enfermos,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Ayuda de los desmayados,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Fuerza de los débiles,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Protectora de los que luchan,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Refugio de los náufragos,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Calmadora de tempestades,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Compañera de los afligidos,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Refugio de los que gimen,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Terror de los traicioneros,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Portaestandarte de los mártires,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Tesoro de los fieles,

℟. Revela mi mayor defecto

℣. Luz de los confesores,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Perla de las Vírgenes,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Consuelo de las viudas,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Alegría de todos los santos,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Reina de tus Siervos,

℟. Revela mi mayor defecto.

℣. Santa María, que eres la Única que no tiene igual,

℟. Revélame mi mayor defecto.

℣. Ruega por nosotros, Virgen dolorosísima,

℟.  Para que seamos dignos de las promesas de Cristo. 

Oh Dios, en cuya Pasión, según la profecía de Simeón, una espada de dolor atravesó el alma dulcísima de la gloriosa Santísima Virgen Madre María: concédenos a nosotros, que celebramos la memoria de sus Siete Dolores, obtener el feliz efecto de tu Pasión, que vives y reinas por los siglos de los siglos. 

AMÉN.

Oración a  Nuestra Señora de los Dolores

Oh Madre de los Dolores, por la angustia y el amor con que estuviste junto a la Cruz de Jesús, permanece a mi lado en mi última agonía. A tu corazón maternal encomiendo las tres últimas horas de mi vida. Ofrece estas horas al Padre Eterno en unión con la agonía de nuestro amadísimo Señor en expiación de mis pecados. Ofrece al Padre Eterno la Preciosísima Sangre de Jesús, mezclada con tus lágrimas en el Calvario, para que obtenga la gracia de comulgar con el más perfecto amor y contrición antes de mi muerte, y pueda exhalar mi alma en la adorable presencia de Jesús. Queridísima Madre, cuando llegue el momento de mi muerte, preséntame como hijo tuyo a Jesús. Pídele perdón por haberle ofendido, pues no sé lo que he hecho. Suplícale que me reciba en su Reino de gloria para estar unido a Él para siempre.

AMÉN.

EXPLICACIÓN (Tomada de acá)

1.) Oración formal: Es tu propia oración formal escrita a Nuestra Señora de los Siete Dolores, recitada cada día, con tu petición principal. El Padre Ripperger, en una charla, habló de cómo la oración formal es importante y sobre todo efectiva ante Dios. Por eso, aunque hablar con el corazón es bueno, las novenas deben ser más estructuradas. A Nuestro Señor le gusta la estructura, si no fuera así, nunca habría fundado su Iglesia. También sugeriría para esta novena, no simplemente buscar en Google "Novena de Nuestra Señora de los Siete Dolores"; no hay nada malo en ello, pero lo que quiero decir con "oración formal" es que sigue siendo estructurada y formal, pero directamente desde tu propio corazón, tus propias palabras. Que sea una oración corta, infantil y fácil de llevar a la Virgen cada día. Después de terminar estos pasos, proporcionaré un ejemplo de oración al final. 

2.) Mayor defecto: "La mayoría de las veces el defecto preponderante no es el que más se ve". A lo largo de los nueve días, también pedirás a la Virgen que te revele tu mayor defecto. El Padre Ripperger, en el vídeo, dice que esta petición funciona como un reloj, y funciona siempre. Todo lo que voy a decir es que Nuestra Señora me lo hizo tan abominablemente claro, que ahora pienso en este defecto varias veces al día. Como he recibido la gracia de verlo, ahora puedo pedirle que me ayude a erradicarlo de mi vida. Este ha sido quizás el mayor regalo que he recibido de Su Corazón Doloroso en esta novena. No me malinterpretes, fue humillante y doloroso ver no sólo algunos de mis defectos, sino el más grande, pero ya sabes lo que dicen: el primer paso para resolver un problema es admitir que tienes el problema. Ánimo, si nunca ves bien cuál es tu mayor defecto, ¿cómo vas a crecer en perfección y llegar a ser un santo?

3.) Misterio oculto: Después de haber comenzado a escribir tu propia oración, personal pero formal, es importante que incluyas tu petición, "revela mi mayor defecto" y "cualquier misterio oculto" con respecto a un área de tu vida que sea gris u oscura; no fácil de entender para tu intelecto sin la ayuda de Dios. Esto puede aplicarse quizás a un misterio oculto en tu propia vocación o vocación religiosa. Conocimiento oculto o secreto, etc. ¿Qué quiero decir con esto? Antes de comenzar mi propia novena, mi Director me dijo que quería que rezara esta novena, porque cuando comenzó el Primer (de los Siete) Dolor de Nuestra Señora en la Profecía de Simeón, parte del fruto que vino con la herida del Corazón Inmaculado de Nuestra Señora, fue exactamente lo que se describe en el Evangelio de Lucas: " y a tu misma alma, una espada la traspasará, a fin de que sean descubiertos los pensamientos de muchos corazones". Si hay algo que necesitas saber, que está oculto, hay que acudir a Nuestra Señora específicamente bajo el título de Sus Dolores porque, a través de Su propio dolor, Ella nos ha obtenido el don del entendimiento. Un ejemplo para las futuras madres: "¿Por qué no puedo concebir un hijo? Han sido cuatro años de dolor. ¿Cuál es el misterio oculto?".

4.) Oraciones diarias adicionales a lo largo de la Novena: Cada día, junto con la oración formalmente escrita, se rezan las Letanías de Nuestra Señora de los Siete Dolores. Pero aquí está la pequeña diferencia. En lugar de responder "Ora Pro Nobis", se dice "revela mi mayor defecto". Si se te muestra tu defecto antes del segundo día, puedes sustituirlo por "revela el misterio oculto". Y si incluso eso se te muestra antes de que se completen los nueve días, entonces es seguro continuar con "Ora Pro Nobis". Esta letanía suele funcionar como un rayo. También recomiendo, aunque no es obligatorio, rezar el Rosario de los Siete Dolores cada día durante la novena. Si no tienes uno, puedes usar un rosario normal y cambiar las oraciones en consecuencia.

Las oraciones y los misterios se pueden encontrar fácilmente en Internet; en este post les facilitaré las letanías. Por último, es muy importante que, a lo largo de cada día de la novena, invoquéis constantemente a María, repitiendo muy a menudo "Nuestra Señora de los Siete Dolores". ¿Recuerdas que al principio de esta entrada mencioné que sólo este título hace huir a los demonios? Este es el poder que posee. Shakespeare preguntó una vez: "¿Qué hay en un nombre?". En el caso de Los Dolores de María: todo. El modo de hacerlo es decir entre cada Avemaría, ya sea del Rosario normal o de los Siete Dolores: "Nuestra Señora de los Siete Dolores". Y para los que rezan el Oficio Divino, decir este Nombre entre cada Salmo. Es una manera sencilla de recordarle tiernamente a María que estás recordando Su presencia y muy especialmente Sus Siete Dolores a lo largo de la novena. Una vez más, creedme, Ella os responderá, cumplirá Y superará todas vuestras expectativas, dejándoos para siempre devotos de Su Corazón Doloroso y de Sus Siete Dolores.

 EJEMPLO DE ORACIÓN PERSONAL FORMAL

Corazón Dolorosísimo de María, en el transcurso de los próximos nueve días, te consagro mi novena hecha en honor de Tus Siete Dolores. Por la espada que atravesó Tu propio Corazón, por favor revela mi mayor defecto y misterio oculto de (enumera tu propia pregunta- área en tu vida, etc.). También pongo ante Tu Inmaculado Corazón la siguiente petición ( indicar). Confío en Tu amor por mí como hijo tuyo y simplemente deseo vivir una vida perfecta, agradable a Tu Divino Hijo. Te doy gracias de antemano por todas las gracias que me concedes y me concederás; y te pido la gracia particular, cuando termine esta novena, de tener una devoción eterna a Tus Dolores e invocarte en los momentos de alegría, así como de dolor, todos los días de mi vida. Cuando llegue el día y la hora, en que se levante el velo, en que Te vea cara a Cara, sólo te pido que seas Tú quien me presente a Cristo Rey, cuando parta de este valle de lágrimas, con grandes esperanzas de entrar por fin en la vida eterna. Amén. (se reza una o varias veces al día durante toda la novena- o puedes escribir la tuya propia, esto es sólo un ejemplo de oración "formal").

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti clamamos los desterrados hijos de Eva. A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María.

Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo. Amén.

Virgen de la Encarnación, mil veces te saludamos, mil veces te alabamos por la alegría que tuviste cuando Dios se encarnó en ti. Porque eres tan poderosa Virgen y Madre de Dios, concédenos lo que te pedimos por amor de Dios.

Expresa aquí tu primera petición.

Repite las oraciones anteriores y luego formula tu segunda petición, repite una vez más y formula tu tercera petición.

Concluye rezando una vez las siguientes oraciones:

Acordaos, oh piadosísima Virgen María!,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que han acudido a vuestra protección,

implorando tu auxilio, haya sido desamparado.
Animado por esta confianza,
a Vos acudo, Madre, Virgen de las vírgenes,
y gimiendo bajo el peso de mis pecados
me atrevo a comparecer ante Vos.
Madre de Dios, no desechéis mis súplicas,
antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente.

Amén.

Bendito y alabado sea, en cada instante y momento, el Santísimo y Divinísimo Sacramento del Altar, en el Cielo, en la tierra y en todas partes. Amén.

Hágase, alábese y exáltese eternamente la justísima, altísima y amabilísima voluntad de Dios en todas las cosas.

Kyrie, eleison. Kyrie, eleison

Christe, eleison. Christe, eleison.

Kyrie, eleison. Kyrie, eleison.

Christe, audi nos. Christe, audi nos.

Christe, exaudi nos. Christe, exaudi nos.

Pater de caelis, Deus. Miserere nobis.

Fili, Redemptor mundi, Deus. Miserere nobis.

Spiritus Sancte, Deus. Miserere nobis.

Sancta Trinitas unus Deus. Miserere nobis.

Sancta María, Ora pro nobis.

Sancta Dei Genitrix,

Sancta Virgo virginum,

Mater Christi,

Mater divinae gratiae,

Mater purissima,

Mater castissima,

Mater inviolata,

Mater intemerata,

Mater inmaculata,

Mater amabilis,

Mater admirabilis,

Mater boni consílii

Mater Creatoris,

Mater Salvatoris,

Virgo prudentissima,

Virgo veneranda,

Virgo praedicanda,

Virgo potens,

Virgo clemens,

Virgo fidelis,

Speculum justitiae,

Sedes sapientiae,

Causa nostrae letitiae,

Vas spirituale,

Vas honorabile,

Vas insigne devotionis,

Rosa mystica,

Turris Davidica,

Turris eburnea,

Domus aurea,

Foederis arca,

Janua coeli,

Stella matutina,

Salus infirmorum,

Refugium peccatorum,

Consolatrix afflictorum,

Auxilium christianorum,

Regina Angelorum,

Regina Patriarcharum,

Regina Prophetarum,

Regina Apostolorum,

Regina Martyrum,

Regina Confessorum,

Regina Virginum,

Regina Sanctorum omnium,

Regina sine labe concepta,

Regina sacratissimi Rosarii,

Regína pacis.

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, parce nobis, Domine.

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, exaudi nos, Domine.

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, miserere nobis.

Sub tuum praesidium confugimus, sancta Dei Genitrix, nostras deprecationes ne despicias in necessitatibus, sed a periculis cunctis libera nos semper, Virgo gloriosa et benedicta.

Ora pro nobis, sancta Dei Genitrix.

Ut digni efficiamur promisoinibus Christi.

Glorioso San Benito, sublime modelo de virtud, vaso puro de la gracia de Dios. Contempla cómo me arrodillo humildemente a tus pies.

Te imploro en tu amorosa bondad que ruegues por mí ante el trono de Dios.

A ti recurro en los peligros que me rodean diariamente.

Protégeme contra mi egoísmo y mi indiferencia hacia Dios y hacia el prójimo.

Inspírame para imitarte en todo.

Que tu bendición me acompañe siempre, para que pueda ver y servir a Cristo en los demás y trabajar por su reino.

Obtén para mí de Dios los favores y las gracias que tanto necesito en las pruebas, miserias y aflicciones de la vida.

Tu corazón estaba siempre lleno de amor, compasión y misericordia hacia los que estaban afligidos o atribulados de alguna manera.

Nunca dejaste sin consuelo y ayuda a quien recurría a ti.

Por ello, invoco tu poderosa intercesión, confiado en la esperanza de que escucharás mis oraciones y me obtendrás la gracia y el favor especiales que imploro con insistencia.

{menciona tu petición}

Ayúdame, gran San Benito, a vivir y morir como un fiel hijo de Dios, a correr en la dulzura de su amorosa voluntad y a alcanzar la felicidad eterna del cielo.

Amén.

Si buscas milagros, hallarás que por la intercesión de san Antonio la muerte se retira, el error se desvanece, los trabajos cesan, el demonio huye y la lepra se disipa. Los enfermos se levantan repentinamente sanos, el mar alborotado se sosiega, y se rompen las cadenas. Acuden a Antonio los jóvenes y los ancianos, así por los miembros como por las demás cosas que perdieron: recobran los primeros y encuéntrense con las segundas. Destierra los peligros y ahuyenta la necesidad. Díganlo si no los paduanos, y publíquenlo cuantos lo han experimentado.

Le coronasteis, oh Señor, de gloria y honor.

Y le constituisteis sobre las obras de vuestras manos.

Oración. Todopoderoso y sempiterno Dios, que a ruegos del bienaventurado san Antonio, tantas gracias y favores os dignasteis conceder a los mortales; inclinad los oídos de vuestra misericordia a nuestras súplicas, y por la intercesión de este glorioso Santo socorrednos en la presente necesidad, y libradnos de todo mal de alma y cuerpo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Bendigamos al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Alabémosle y ensalcémosle por todos los siglos.

Porque puso los ojos en la humildad de la Virgen María.

Y como omnipotente obró en Ella grandes maravillas.

Bendíganla por esto todas las naciones.

E himnos de loor entonemos a Dios su Salvador.

Os bendecimos, alabamos y damos gracias, ¡oh Señor Dios Padre! porque haciendo uso de vuestro infinito poder, tanto ensalzasteis a vuestra amada hija la humilde y siempre Virgen María.

Padre nuestro, etc.

Dios te salve, María, Primogénita de Dios, llena eres de gracia, etc.

Dios te salve, María, Gloria de la tierra, llena eres de gracia, etc.

Dios te salve, María, Señora del mundo, llena eres de gracia, etc.

Dios te salve, María, Reina de los cielos, llena eres de gracia, etc.

Gloria Patri, etc.

Os bendecimos, alabamos y damos gracias, ¡oh Señor Dios Hijo! porque haciendo uso de vuestra infinita sabiduría tanto adornasteis a vuestra querida Madre y mía también, la Purísima e Inmaculada Virgen María.

Padre nuestro, etc.

Dios te salve, María, bella como la aurora, llena eres de gracia, etc.

Dios te salve, María, brillante como el lucero, llena eres de gracia, etc.

Dios te salve, María, hermosa como la luna, llena eres de gracia, etc.

Dios te salve, María, escogida como el sol, llena eres de gracia, etc.

Gloria Patri, etc.

Os bendecimos, alabamos y damos gracias, ¡oh Señor Dios Espíritu Santo! Porque haciendo uso de vuestro amor infinito, tanto agraciasteis a vuestra esposa la Santísima Virgen María.

Padre nuestro, etc.

Dios te salve, María, sola Inmaculada, llena eres de gracia, etc.

Dios te salve, María, sola predilecta, llena eres de gracia, etc.

Dios te salve, María, sola perfecta, llena eres de gracia, etc.

Dios te salve, María, sola Virgen María, llena eres de gracia, etc.

Gloria Patri, etc.

Ruega por nosotros, santa Madre de Dios.

Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Oración. Omnipotente y sempiterno Dios, que por obra del Espíritu Santo preparasteis el cuerpo y alma de la gloriosa Virgen Madre María, para que mereciera ser hecha digna habitación de tu Hijo, concedednos que por intercesión de aquella, con cuya memoria nos gozamos, seamos libres de los inminentes males, y de la muerte eterna. Por el mismo Jesucristo Señor Nuestro. Amén.

TRISAGIO A MARIA SANTISIMA

 Ave, María purísima;

Sin pecado concebida.

Por los méritos de Jesús

Y tu santa Concepción,

No me dejes, Madre mía,

Caer en la tentación.

Antes llena de clemencia

Y de tierna compasión,

Enciende el amor divino

en mi pobre corazón.

Bendita seáis, Virgen Santísima, pura e Inmaculada María. Bendita y alabada sea la Concepción sin mancha de la Madre de Jesús, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. Abrid, Señor, mis labios. Y mi boca anunciará vuestra alabanza. Dios mío, atended benigno a mi favor. Señor, venid a mi socorro con presteza. Haced que os alabemos, Virgen Santa. Y danos fortaleza contra nuestros enemigos. Gloria sea al Padre, gloria sea la Hijo, gloria al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén. 

ACTO DE CONTRICIÓN 

Mi amada Virgen María, Madre del Salvador, levantada sobre todos los coros de la gloria; humildemente postrado a vuestras plantas soberanas, os suplico me alcancéis de vuestro amado Hijo, Padre y Esposo, el perdón de todos mis pecados. Me pesa, Madre mía amantísima, de haberlos cometido, propongo nunca más ofender a Dios ni a Vos; pero asistidme, Señora, con vuestro patrocinio, a fin de que no falte a mi propósito, y dignaos admitir el corto homenaje que os tributo de mi amor con el ejercicio de esta santa devoción. Amén.

 HIMNO

 Virgen la más gloriosa,

Entre los bellos astros elevada;

Feliz afortunada,

Que alimentáis al Dios que os ha criado.

Las puertas de la gloria

Por Vos abiertas el mortal han visto;

Pues dais con Jesucristo,

La gracia que por Eva fue perdida.

Más Vos, Vos sois la puerta

y mansión de la luz más refulgente;

Que ensalce toda gente

La vida y redención que halló en María.

Honor al buen Jesús,

Que nació de la Virgen adorable;

Y al Padre y al Espíritu inefable

En la morada eterna de alegría. Así sea.

 PRIMERA ORACIÓN

Yo os venero, Purísima Virgen María, Madre y Señora de mi alma; y os suplico que, por aquel privilegio singular que os concedió el Señor de preservaros del pecado original, infundáis en mi corazón un vivo amor a la santa mortificación de mis sentidos. Haced que por la penitencia consiga la divina gracia, cuya plenitud Vos poseísteis en el primer instante de vuestra Concepción Inmaculada.

(Dígase un Padrenuestro y Avemaría, y en seguida nueve veces las siguientes salutaciones:) V. Santa, Santa, Santa María, digna Madre de Dios, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. R. Gloria a María, Hija del Padre; gloria a María, Madre del Hijo; gloria a María Esposa del Espíritu Santo.

 SEGUNDA ORACIÓN

¡Cuán admirable sois, castísima doncella, en la conservación perpetua de vuestra virginidad encantadora! Vos sois, Madre mía amantísima, la que primero disteis a conocer al mundo esta virtud hermosa. Por esta gracia especial que merecisteis de la mano benigna del Señor, alcanzadme, Virgen Santa, la pureza de mi espíritu y de mi cuerpo, a fin de que pueda ser digno de gozar con Vos del premio de las almas santas.

(Dígase un Padrenuestro y Avemaría, y en seguida nueve veces las siguientes salutaciones:) V. Santa, Santa, Santa María, digna Madre de Dios, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria.  R. Gloria a María, Hija del Padre; gloria a María, Madre del Hijo; gloria a María Esposa del Espíritu Santo.

 TERCERA ORACIÓN

¡Bendita seáis en todo el universo, Madre mía dulcísima, por la grandeza inexplicable que puso en Vos el Señor, haciéndoos Madre suya! ¡Bendito sea Dios, que así recompensa las virtudes de sus siervos! Ya que por vuestra humildad merecisteis ser exaltada a la dignidad excelsa de Madre del mismo Dios, infundidme, Señora de mi alma, un verdadero amor a esta virtud santa, a fin de que, humillándome en la tierra, pueda después ser exaltado con Vos en el cielo.

(Dígase un Padrenuestro y Avemaría, y en seguida nueve veces las siguientes salutaciones:) V. Santa, Santa, Santa María, digna Madre de Dios, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. R. Gloria a María, Hija del Padre; gloria a María, Madre del Hijo; gloria a María Esposa del Espíritu Santo.

 SÚPLICA

Soberana Reina del cielo, purísima Virgen María, digna Madre de Dios y Madre mía, os suplico humildemente que desde este trono de majestad que ocupáis junto al Altísimo, intercedáis en mi favor con la Trinidad Beatísima. Alcanzándome, dulce Madre de mi corazón, una verdadera pureza de conciencia, rectitud de intención, fortaleza contra mis pasiones, y victoria en las tentaciones. Hermosead mi espíritu con una firme fe en las verdades que forman mi vida cristiana; con la esperanza en los bienes de la gloria, y con un amor ardentísimo a mi Dios, a Vos y a todos mis prójimos, que sea el principio de mi bienaventuranza por toda la eternidad. Amén.

Nuestra Señora prometió a Santa Brígida que concedería siete gracias a aquellas almas que la honren y acompañen diariamente, rezando siete Ave Marías mientras meditan en sus lágrimas y dolores:

1. "Yo concederé la paz a sus familias."
2. "Serán iluminadas en cuanto a los divinos Misterios."
3. "Yo las consolaré en sus penas y las acompañaré en sus trabajos.»
4. "Les daré cuanto me pidan, con tal de que no se oponga a la adorable voluntad de mi divino Hijo o a la salvación de sus almas."
5. "Los defenderé en sus batallas espirituales contra el enemigo infernal y las protegeré cada instante de sus vidas."
6. "Les asistiré visiblemente en el momento de su muerte y verán el rostro de su Madre.
7. "He conseguido de mi Divino Hijo que todos aquellos que propaguen la devoción a mis lágrimas y dolores, sean llevadas directamente de esta vida terrena a la felicidad eterna ya que todos sus pecados serán perdonados y mi Hijo será su consuelo y gozo eterno."

Meditar los siete Dolores de Nuestra Madre Santísima es una manera de compartir los sufrimientos  más hondos de la vida de María en la tierra.

PRIMER DOLOR.- La aflicción que causó a su tierno corazón, la profecía del anciano Simeón. (Avemaría)

SEGUNDO DOLOR.- La angustia que padeció su sensibilísimo Corazón, en la huida y permanencia en Egipto. (Avemaría)

TERCER DOLOR.- Las congojas que experimentó su solícito Corazón en la pérdida de su Hijo Jesús. Avemaría)

CUARTO DOLOR.- La consternación que sintió su maternal Corazón, al encontrar a su Hijo Jesús llevando la Cruz a cuestas. (Avemaría).

QUINTO DOLOR.- El martirio de su generoso Corazón, asistiendo a su Hijo Jesús en la agonía. (Avemaría)

SEXTO DOLOR.- La herida que sufrió su piadoso Corazón, en la lanzada que abrió el costado de su Hijo Jesús. (Avemaría)

SEPTIMO DOLOR.- El desconsuelo y desamparo que padeció su amantísimo Corazón, en la sepultura de su Hijo Jesús. (Avemaría)

Ruega por nosotros, Virgen Dolorosísima, para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

La Novena a María, Desatanudos se inspiró en un icono del barroco alemán. El icono muestra a la Santísima Virgen María, rodeada por la hueste celestial y bajo una paloma que representa al Espíritu Santo, deshaciendo los nudos mientras aplasta la cabeza de la serpiente bajo su talón. (Ver Génesis 3:15.)

Tanto el icono como la devoción a María, Desatanudos, tienen sus raíces en un pasaje de una famosa obra, Contra las Herejías, de un obispo del siglo II, San Ireneo de Lyon. Al discutir el papel de María como la segunda Eva, San Ireneo escribe que "el nudo de la desobediencia de Eva fue desatado por la obediencia de María. Lo que la virgen Eva había atado por la incredulidad, la Virgen María lo liberó por la fe."

En la devoción popular, esta imagen se extendió a la intercesión de la Santísima Virgen por nosotros en el Cielo. El nudo es una buena representación de los resultados del pecado en nuestra vida espiritual: A medida que nos involucramos habitualmente en el pecado, se hace más difícil volver a la virtud, así como un nudo que se aprieta cada vez más se hace más difícil de desatar. La gracia de Dios, sin embargo, ofrecida a nosotros a través de la intercesión de la Virgen María, puede deshacer cualquier nudo y conquistar cualquier pecado.

ORACIÓN

Virgen María, Madre del Amor Hermoso, Madre que nunca rechaza la oración de un hijo necesitado, Madre cuyas manos, impulsadas por el Amor Divino y la infinita misericordia que desborda de tu Corazón, trabajan constantemente por tus amados hijos.
Vuelve tus ojos compasivos hacia mí y mira la maraña de nudos que sofocan mi vida, tú conoces mi desesperación, mi dolor y cómo estos nudos me sujetan firmemente.
María, Madre mía, Dios te ha encomendado que desenredes los nudos de la vida de sus hijos: en tus manos pongo la cinta de mi vida. Nadie, ni siquiera el maligno mismo puede privarla de tu misericordiosa asistencia. No hay ningún nudo que no pueda ser desenredado por tus manos.
Madre poderosa, por tu gracia y tu poder de intercesión con Jesús tu Hijo y mi libertador, toma hoy en tus manos este nudo.
(Nombra tu nudo, si es posible)
Te ruego que lo desenredes para siempre, por la Gloria de Dios, espero en Ti. Tú eres el único consuelo que Dios me ha dado. Eres la fortaleza de mi escasa fuerza, la abundancia en mi necesidad, la liberación de todo lo que me aleja de Cristo. Recibe mi oración. Presérvame, guíame, protégeme. Eres mi refugio seguro. María, liberadora de nudos, ruega por mí.

¡Madre mía amorosísima, llena de piedad y de misericordia! Bien sabes que desde mis más tiernos años tu bendita imagen de la Luz ha conmovido mi corazón y me ha inspirado la más dulce confianza en tu maternal protección. ¡Cuántas veces, como a esa alma que con tu diestra sostienes, me has librado de caer en el infierno! Tu nombre dulcísimo ha sido para mí luz esplendorosa que ha disipado las tinieblas de la tentación con que el demonio trató de ofuscar mi inteligencia, a fin de que, perdiendo a mi Jesús, pierda mi alma. Sígueme iluminando, guíame de la mano y consérvame en el amor de mi Dios, para que sea mi corazón uno de los que con tanta complacencia presentas a tu divino Hijo y Dios de mi corazón. Amén.

Acordaos, oh piadosísima Virgen María!,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que han acudido a vuestra protección,

implorando tu auxilio, haya sido desamparado.
Animado por esta confianza,
a Vos acudo, Madre, Virgen de las vírgenes,
y gimiendo bajo el peso de mis pecados
me atrevo a comparecer ante Vos.
Madre de Dios, no desechéis mis súplicas,
antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente.

Amén.

Glorififica mi alma al Señor y mi espíritu está transportado de gozo en Dios, Salvador mío; porque ha puesto los ojos en la pequeñez de su esclava.

Y he aquí que desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones, porque ha hecho cosas grandes en Mí Aquél que es Todopoderoso, cuyo Nombre es Santo y cuya Misericordia se derrama de generación en generación sobre los que le temen.

Desplegó el poder de su brazo, dispersó a los soberbios del pensamiento de su Corazón, derribó del solio a los poderosos y exaltó a los humildes; colmó de bienes a los hambrientos y a los ricos despidió sin darles nada.

Acogió a Israel su siervo, acordándose de su Misericordia, conforme lo prometió a nuestros padres, Abraham y su descendencia, por los siglos de los siglos. Amén

Salve Estrella del Mar

Madre de Dios excelsa

y siempre intacta virgen

del cielo feliz puerta.

Aquél ave tomando

que de Gabriel oyeras,

en paz nos establece,

mudando el nombre de Eva.

Desata los pecados,

alumbra mentes ciegas,

aleja nuestros males

todo bien nos impetra.

Muéstranos que eres Madre,

por ti las preces nuestras

reciba el que naciendo

por Madre te eligiera.

Virgen singularísima,

entre todas benévola,

libres de culpa, dános,

mansedumbre y pureza.

Dános vida sin mancha,

has segura la senda,

para que viendo a tu Hijo

gocemos dicha eterna.

A Dios Padre la gloria,

a Cristo honra suprema,

y al Espíritu Santo,

igual la gloria sea.

Amén.

EN LATIN

Ave maris Stella, Dei Mater alma,

atque semper Virgo, felix caeli Porta.

Sumens illud Ave Gabriélis ore,

funda nos in pace,

mutans Hevae nomen

Solve vincla reis,

profer lumen caecis: mala nostra pelle,

bona cuncta posce.

Monstra te esse matrem:

sumat per te preces,

Qui pro nobis natus tulit esse tuus.

Virgo singuláris, inter omnes mitis,

nos culpas solútos,

mites fac et castos.

Vitam praesta puram,

iter para tutum:

ut vidéntes Iesum semper collaetémur.

Sit laus Deo Patri,

summo Christo decus, Spirítui Sancto,

tribus honor unus. Amen.