Si buscas milagros, hallarás que por la intercesión de san Antonio la muerte se retira, el error se desvanece, los trabajos cesan, el demonio huye y la lepra se disipa. Los enfermos se levantan repentinamente sanos, el mar alborotado se sosiega, y se rompen las cadenas. Acuden a Antonio los jóvenes y los ancianos, así por los miembros como por las demás cosas que perdieron: recobran los primeros y encuéntrense con las segundas. Destierra los peligros y ahuyenta la necesidad. Díganlo si no los paduanos, y publíquenlo cuantos lo han experimentado.
Le coronasteis, oh Señor, de gloria y honor.
Y le constituisteis sobre las obras de vuestras manos.
Oración. Todopoderoso y sempiterno Dios, que a ruegos del bienaventurado san Antonio, tantas gracias y favores os dignasteis conceder a los mortales; inclinad los oídos de vuestra misericordia a nuestras súplicas, y por la intercesión de este glorioso Santo socorrednos en la presente necesidad, y libradnos de todo mal de alma y cuerpo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
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