POR LAS INTENCIONES DEL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA
Santa María Niña, de la casa real de David, Reina de los ángeles, Madre de la gracia y el amor, te saludo con todo mi corazón.
Obtén para mí la gracia de amar fielmente al Señor durante todos los días de mi vida. Obtén para mí también una gran devoción hacia Ti, que eres la primera criatura del amor de Dios.
(Ave María)
Oh celestial Niña María, que como una paloma pura nació Inmaculada y hermosa, verdadero prodigio de la sabiduría de Dios, mi alma se regocija en Ti. ¡Oh! Ayúdame a preservar la virtud angélica de la pureza a costa de cualquier sacrificio.
(Ave María)
Salve, hermosa y santa Niña, jardín espiritual de delicias, donde el día de la Encarnación se plantó el árbol de la vida, ayúdame a evitar el fruto venenoso de la vanidad y los placeres del mundo. Ayúdame a grabar en mi alma los pensamientos, sentimientos y virtudes de tu Divino Hijo.
(Ave María)
Salve, admirable Niña María, Rosa Mística, jardín cerrado, abierto sólo al Esposo celestial. Oh Lirio del paraíso, hazme amar la vida humilde y oculta; haz que el Esposo celestial encuentre la puerta de mi corazón siempre abierta a las amorosas llamadas de sus gracias e inspiraciones.
(Ave María)
Santa Niña María, mística aurora, puerta del cielo, tú eres mi confianza y esperanza. Oh, poderosa abogada, desde tu cuna extiende tu mano, sostenme en el camino de la vida. Hazme servir a Dios con ardor y constancia hasta la muerte y así llegar a la eternidad contigo.
(Ave María)
Bendita Niña María, destinada a ser la Madre de Dios y nuestra amorosa Madre, por las gracias celestiales que nos prodigas, escucha misericordiosamente mis súplicas. En las necesidades que me apremian por todas partes y especialmente en mi presente tribulación, pongo toda mi confianza en ti. Oh, Santa Niña, por los privilegios que sólo a ti se te conceden y por los méritos que has adquirido, muestra que la fuente de los favores espirituales y los continuos beneficios que dispensas son inagotables, porque tu poder con el Corazón de Dios es ilimitado. Por la inmensa profusión de gracias con que el Altísimo te ha enriquecido desde el primer momento de tu Inmaculada Concepción, concédeme, oh Celestial Niña, mi petición, y alabaré eternamente la bondad de tu Inmaculado Corazón. Amén.
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