EVENTOS

Por la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María, por la erradicación del comunismo en México y en el mundo, y por las intenciones particulares de los cruzados.

NOVENA A LA SANTISIMA VIRGEN DE GUADALUPE

¡Oh Señora y Madre mía de Guadalupe! Con gran regocijo vengo aquí a postrarme ante su Sagrada Imagen para rendirte el más respetuoso vasallaje. ¡Ah! Con qué alegría y gratitud recuerdo, Dueña mía, aquél feliz día y para siempre memorable en el que con gran fervor y entusiasmo, y a nombre del Supremo Jerarca de la Iglesia y de todo el pueblo Mexicano, te fue impuesta tu Corona de oro. De este modo se te constituyó como Reina y Soberana de este nuestro afortunado suelo.

Sí, tú eres la Reina de mi patria, yo, tu humilde vasallo. Tuyo quiero ser en la vida y en la muerte. A Ti me entrego, a Ti me consagro. Esta entrega y consagración que hago de mi persona ante tu bendita Imagen, la hago también delante de Dios y de toda la corte celestial para que sean testigos de este acto de mi voluntad con el que te manifiesto mi amor y gratitud. ¡Oh Señora y Reina mía! Pues que estoy bajo tu dominio, vigílame y gobiérname en todo, y no permitas que jamás me separe de Ti. Favorece y protege a la Iglesia Mexicana. Da paz y felicidad a mi patria. ¡Oh Virgen Santísima de Guadalupe! Te repito con toda la efusión de mi alma esta oración: ¡Salve augusta Reina de los mexicanos! Madre Santísima de Guadalupe. ¡Salve! Ruega por tu nación. Consíguele lo que Tú, Madre nuestra, creas más conveniente. Te encomiendo todas mis necesidades espirituales y temporales, especialmente……… (se hace la petición) Sí, yo te amaré, no dejaré de amarte hasta que tenga la dicha de contemplarte eternamente allá en el cielo, adonde espero ir por tu poderosa intercesión. Así sea.

Cuatro Avemarías en reverencia de las cuatro apariciones de la Virgen.

Se termina con la siguiente oración.

ORACION

     Acuérdate, ¡oh piadosísima Virgen María! Que jamás se ha oído decir hasta ahora, que ninguno de los que han acudido a tu patrocinio, implorado tu auxilio y pedido tu socorro, haya sido desamparado de Ti. Animado con esa confianza, Madre mía; vengo a Ti, me refugio en Ti, yo, pecador, gimo delante de Ti. No quieras ¡oh Madre del Verbo Eterno!, desoír mis súplicas. Óyeme favorable y haz lo que te suplico. Amen.

     Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea; pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza.

     A Ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María; yo te ofrezco desde este día, alma, vida y corazón.

     Mírame con compasión, no me dejes Madre mía, sin tu santa bendición.  Amen.