Oh Santo Ángel, a quien Dios, por efecto de su bondad y de su tierna consideración por mi bienestar espiritual, ha encargado el cuidado de mi conducta, y que me asiste en todas mis necesidades y me consuela en todas mis aflicciones, que me apoya cuando estoy desanimado y me obtiene continuamente nuevos favores, te devuelvo profundas gracias, y te suplico encarecidamente, oh amabilísimo Protector, que continúes con tu caritativo cuidado y me defiendas contra los malignos ataques de todos mis enemigos. Aléjame de toda ocasión de pecado. Obtén para mí la gracia de escuchar atentamente tus santas inspiraciones y de ponerlas fielmente en práctica. En particular, te imploro que me obtengas el favor que te pido por medio de esta novena.
[Mencione aquí su(s) necesidad(es)].
Protégeme en todas las tentaciones y pruebas de esta vida, pero más especialmente en la hora de mi muerte, y no me dejes hasta que me hayas conducido a la Divina Presencia de mi Creador en las Mansiones de la felicidad eterna. Amén.
Oh fiel compañero, designado por Dios para ser mi Guardián, y que nunca se aparta de mi lado, ¡cómo te agradeceré tu fidelidad y amor y los beneficios que me has obtenido!
Velas por mí cuando duermo; me consuelas cuando estoy triste; alejas los peligros que me amenazan y me adviertes de los que vendrán; me alejas del pecado y me inspiras el bien; me exhortas a la penitencia cuando caigo y me reconcilias con Dios. Te ruego que no me abandones.
Consuélame en la adversidad, refréname en la prosperidad, defiéndeme en el peligro y ayúdame en las tentaciones, no sea que en algún momento caiga bajo ellas. Ofrece a la vista de la Divina Majestad mis oraciones y peticiones, y todas mis obras de piedad, y ayúdame a perseverar en la gracia hasta que llegue a la vida eterna. Amén.
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Amen
Amén
Amen
Amen