La Novena a María, Desatanudos se inspiró en un icono del barroco alemán. El icono muestra a la Santísima Virgen María, rodeada por la hueste celestial y bajo una paloma que representa al Espíritu Santo, deshaciendo los nudos mientras aplasta la cabeza de la serpiente bajo su talón. (Ver Génesis 3:15.)
Tanto el icono como la devoción a María, Desatanudos, tienen sus raíces en un pasaje de una famosa obra, Contra las Herejías, de un obispo del siglo II, San Ireneo de Lyon. Al discutir el papel de María como la segunda Eva, San Ireneo escribe que "el nudo de la desobediencia de Eva fue desatado por la obediencia de María. Lo que la virgen Eva había atado por la incredulidad, la Virgen María lo liberó por la fe."
En la devoción popular, esta imagen se extendió a la intercesión de la Santísima Virgen por nosotros en el Cielo. El nudo es una buena representación de los resultados del pecado en nuestra vida espiritual: A medida que nos involucramos habitualmente en el pecado, se hace más difícil volver a la virtud, así como un nudo que se aprieta cada vez más se hace más difícil de desatar. La gracia de Dios, sin embargo, ofrecida a nosotros a través de la intercesión de la Virgen María, puede deshacer cualquier nudo y conquistar cualquier pecado.
ORACIÓN
Virgen María, Madre del Amor Hermoso, Madre que nunca rechaza la oración de un hijo necesitado, Madre cuyas manos, impulsadas por el Amor Divino y la infinita misericordia que desborda de tu Corazón, trabajan constantemente por tus amados hijos.
Vuelve tus ojos compasivos hacia mí y mira la maraña de nudos que sofocan mi vida, tú conoces mi desesperación, mi dolor y cómo estos nudos me sujetan firmemente.
María, Madre mía, Dios te ha encomendado que desenredes los nudos de la vida de sus hijos: en tus manos pongo la cinta de mi vida. Nadie, ni siquiera el maligno mismo puede privarla de tu misericordiosa asistencia. No hay ningún nudo que no pueda ser desenredado por tus manos.
Madre poderosa, por tu gracia y tu poder de intercesión con Jesús tu Hijo y mi libertador, toma hoy en tus manos este nudo.
(Nombra tu nudo, si es posible)
Te ruego que lo desenredes para siempre, por la Gloria de Dios, espero en Ti. Tú eres el único consuelo que Dios me ha dado. Eres la fortaleza de mi escasa fuerza, la abundancia en mi necesidad, la liberación de todo lo que me aleja de Cristo. Recibe mi oración. Presérvame, guíame, protégeme. Eres mi refugio seguro. María, liberadora de nudos, ruega por mí.
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